Es obvio que las montañas de enlatados y frutas se me van a caer a mí, no le va a pasar al afeitado o a la señora con olor a perfume, no le va a pasar al que viene hablando en inglés ni a la rubia despampanante, no hay niños ahora, por lo tanto prefiero no comprar manzanas hoy... arvejas tampoco.
Cuando voy al supermercado tengo cientos de bolsillos de repente, todos llenos de papeles innecesarios. Pocas miradas me inquietan tanto como la de las cajeras, revuelvo entre mi billetera, olvidando qué buscaba, tirando monedas al piso (no voy a intentar levantarlas ya que seguro me daré la cabeza contra el borde de la caja, soy bueno fingiendo que no me preocupan las cosas, asique dejo que la moneda siga rodando rumbo a la zona de lockers). "¿Tarjeta de qué?... no, no tengo". Siempre pasa igual, en el momento más embarazoso una persona aparece atrás mío queriendo apoyar sus cosas mientras espera, trato de hacer lugar pero el resultado siempre es desastroso. Creo que la cajera piensa que me quiero robar las hamburguesas, me encantaría explicarle que estoy tratando de ayudar, pero me sigue mirando, así, con esos ojos... me inquieta. Impaciente pregunta con tono severo si quiero algo más, yo transpiro, ella me sigue mirando así, a los ojos.
"no, nada más", se caen mis bolsas al suelo, me río, la miro, no sé, me da el cambio y lo apreto en mi puño junto con el ticket, como cuando era niño y mi madre me decía que aprete la plata fuerte cuando me mandaba a comprar pan y leche.
La señora rica que está atrás mío también me mira, yo le tiro una guiñada como queriendo decirle "¿qué chistoso no?, no es que me pase siempre, no vaya a creer que...", ella, rostro de piedra, tras sus Armani bordeaux debe tener una mirada horrible.
Se va a romper una bolsa, seguro, espero que pase afuera, acá ya hace mucho calor.
Me olvidé de algo, seguro, veré cómo lo resuelvo.
Perdí plata, seguro, haré malabares con las boletas.
¿Yo llevaba boina?, quizás esté en alguna bolsa de estas.
Llego, apoyo las bolsas sobre el congelador y respiro de nuevo.
A veces soy un freakie, de los más.
P.d: Y perdí el celular porque un gato me cagó la piola con la que lo ataba para no perderlo otra vez.