Que me siento virulento ya no me puede sorprender, he salteado sin zozobra la quietud de quien no para de hacer ruido.
A mi entender, sólo precisamos tres cosas:
la leche de la vaca
un martillo
dos butacas
Siendo tan poco ampulosos los requerimientos mínimos para llevar a cabo una hazaña, no veo por qué hacerlo.
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