Venidero

soles que se apagan, tempranos a nuestra llegada
espaldas contiguas que miran, perdiendo los ojos
en la infinidad de su perfección.

Mares, contiguos
lineas paralelas que nunca se cruzan
reflejan.

Voces que se complementan y caen
en la locura, del no tener
que decir.

Nada, es como antes.

Su dia, para el.
Su dia para ella.

Calles lentas, y el latir de sus cabezas
trabajando juntas,
matando las horas muertas,
convirtiendolas en lo mejor.

El tiempo ha dejado de pasar, para mirarnos
mirar el mar.