-Maria, traeme unas aspirinas....- dijo el, sosteniendo en sus manos una cinta de teflon blanca en sus manos minadas de callos.
-No ves que estoy cocinando? Respondio ella, mirandolo con cara de buenita para no tener que abandonar la tarea gastronomica diaria.
La rutina que ellos llevaban era no muy normal, y a veces se volvia insoportable.
Ella era maestra en una escuelita rural, enseñaba a leer y a escribir, tenia como 20 chicos a su cargo, y con ellos pasaba bastante tiempo. Tenia el pelo negro, bastante largo, fino y bastante suelto. Hacia la comida todos los dias, y se encargaba de la mayor parte de las tareas de la casa.
El, agarraba hongos
-No ves que estoy cocinando? Respondio ella, mirandolo con cara de buenita para no tener que abandonar la tarea gastronomica diaria.
La rutina que ellos llevaban era no muy normal, y a veces se volvia insoportable.
Ella era maestra en una escuelita rural, enseñaba a leer y a escribir, tenia como 20 chicos a su cargo, y con ellos pasaba bastante tiempo. Tenia el pelo negro, bastante largo, fino y bastante suelto. Hacia la comida todos los dias, y se encargaba de la mayor parte de las tareas de la casa.
El, agarraba hongos
y nos hizo mover el control de arriba pa abajo, y sacar la lengua a unas cuantas generaciones.



